
Clorinda Matto de Turner es una de las primeras mujeres de Hispanoamérica en acometer tareas que estaban vetadas a las mujeres. Si se pudiera sintetizar su obra en tres palabras, estas serían: mujeres, indígenas y educación. Por las personas indígenas y las mujeres, se enfrentó al poder establecido: político, y religioso, siendo excomulgada por la Iglesia Católica. A lo largo de su vida, Matto fue una formidable feminista abierta y defensora de las reformas. Ella fue parte de algunas de las controversias más amargas en el Perú de finales del siglo XIX.
Nacida en Cuzco, Perú, creció en contacto estrecho con la cultura indígena del país donde se hablaba quechua y español, lo cual se ve reflejado en sus escritos y permite entender su posición reivindicativa de los derechos de los indígenas pues, desde muy temprano, aprendió a compartir su lengua, sus fiestas, sus costumbres y tradiciones. Tradujo al quechua pasajes de la Biblia para la Sociedad Bíblica Americana.
Estudió en uno de los primeros centros de educación femenina de Cuzco. Con catorce años ya editaba un periódico estudiantil y escribía obras de teatro que representaban sus amigas. Escribió prolíficamente toda su vida. Con diez y nueve años se casó con el médico y comerciante inglés Joseph Turner, el cual murió diez años después. Al morir su marido, tuvo que enfrentar la difícil situación económica que éste había dejado y tras dos años de trabajo intenso, canceló las deudas y se pudo dedicar, por entero, al periodismo y a la literatura.

Al revisar su biografía, se entiende su vocación reivindicadora de los derechos de los indígenas. Así mismo, Clorinda entendía que tenía que luchar para liberar a las mujeres de los “oscurantistas, los protervos y los egoístas interesados en conservar a la mujer como instrumento de placer y obediencia pasiva”. Para ella, las mujeres junto con los indígenas eran el futuro del país; claro está que se tenía que trabajar en la educación de ambos.
Dedicó todos sus esfuerzos al activismo social, batallando por un mayor entendimiento de la vida indígena, la abolición de las discriminaciones entre blancos y nativos, y la mejora de la educación para las mujeres. A los veinte años Matto escribía artículos sobre la emancipación y educación de las mujeres, así como de muchos otros temas. A principios de la década de 1870, muchos de esos artículos fueron publicados bajo varios seudónimos en periódicos como El Heraldo, El Mercurio, El Ferrocarril y El Eco de los Andes.

En 1876, fundó y dirigió el semanario El Recreo, revista de literatura, ciencias, artes y educación, donde pudo incluir muchos de sus propios editoriales y ensayos; convirtiéndose así en la primera mujer directora de un seminario de este tipo.
Clorinda publicó en 1877 sus primeras “Tradiciones y leyendas” donde es posible apreciar su interés por la situación del “indio”, de las mujeres y de la patria, así como su anticlericalismo.
A finales de 1883 se trasladó a Arequipa para asumir la jefatura de redacción del diario “La Bolsa, uno de los más importantes de la ciudad y, así, se convirtió en la primera mujer en Hispanoamérica a la cabeza de un diario; en él tenía un foro nacional para sus escritos. Gran parte de sus primeros artículos y editoriales eran exhortaciones patrióticas, dirigidas a toda la población, pidiendo la unión para solucionar los problemas. Matto también escribía sobre inmigración, problemas indígenas y educativos, con interés particular en la educación de las mujeres.

En 1886 se estableció en Lima donde asumió la dirección de El Perú Ilustrado, la revista literaria más importante de su tiempo, sus posicionamientos tuvieron una audiencia aún mayor. Por otro lado, publicó la obra de muchos escritores importantes: Rubén Darío, Manuel González Prada… Así mismo, ella escribió artículos de temática muy diversa, desde su divertida explicación acerca del mal aliento hasta cuestiones religiosas y políticas. En general, se interesó en democratizar la sociedad, y siguió exigiendo educación para las mujeres y los indígenas.
Matto publicó en 1889 dos libros, uno de ellos una serie de descripciones histórico-biográficas: Bocetos a lápiz de americanos célebres y una novela crítica contra la corrupción existente en un pueblecito andino: Aves sin nido, que casi inmediatamente logró grandes aclamaciones y mucha notoriedad.
A los pocos meses de haber llegado al Perú Ilustrado, sufrió un fuerte revés: la publicación en 1890 del relato Magdala del escritor brasileño Henrique Coelho Netto que enfureció a muchos lectores quienes opinaban que había difamado a Cristo pues se decía que sentía una atracción sexual por María Magdalena. Esto fue la causa de que el arzobispo de Lima prohibiera, bajo pena de pecado mortal, la lectura, venta y difusión de El Perú Ilustrado. Aunque ella alegó que el relato había sido publicado sin su consentimiento y por error, la Iglesia inició una campaña en su contra que ocultaba el motivo real del enfado: la publicación un año antes de la novela Aves sin nido, en la que hacía una denuncia de la corrupción del clero. Tras ser excomulgada, presentó su renuncia para que se levantara la censura eclesiástica contra el semanario; asimismo, la novela quedó incluida en la lista de
los libros prohibidos por la Iglesia Católica.

La novela Aves sin nido, basada en un hecho real, es considerada el inicio de la tradición “Indiana” en la literatura Sudamericana, un enfoque literario destinado a crear consciencia de las realidades socio-políticas del Perú, tomando seriamente la descripción ajustada de los temas indigenistas dentro del marco más vasto de la Nación. Esta novela fue traducida al inglés sorprendentemente pronto y financiada por la iglesia evangelista: Birds without a Nest. A Story of Indian Life and Priestly Oppression in Peru. La primera versión corresponde a la traducción hecha por “la escritora educacionista” J. G. H. Hudson, que fue publicada en Londres. Al año siguiente, publicó Índole, su segunda novela, donde se describe un sacerdote corrupto y malo, y donde diversas prácticas de la Iglesia, del Ejército y del Gobierno son objeto de crítica.
Con el apoyo de su hermano, fundó una imprenta feminista y repartió publicidad a los posibles clientes: “Muestrario de la imprenta La Equitativa servidas por señoras, fundada en febrero de 1892 por Clorinda Matto de Turner” en donde sólo había mujeres en concordancia con su deseo de crear ambientes propicios para que éstas trabajaran, escribieran y tomaran sus propias decisiones. En 1893, la prensa feminista publicó otra de las colecciones de su prosa.

Como colofón de la excomunión y su casa fue saqueada, sus manuscritos desmenuzados, y la imprenta La Equitativa destruida. Huyó a Chile, donde fue recibida con gran cariño en abril de 1895 y de allí se trasladó a Buenos Aires. En el exilio, escribió artículos para varias publicaciones, incluidas La Nación, La Prensa, La Razón, El Tiempo y en varias revistas.
Pero, antes de adentrarme en esta nueva etapa de la vida de Clorinda Matto, me gustaría reproducir lo que Clorinda dice en su Proemio de Aves sin nido: “SI LA HISTORIA es el espejo donde las generaciones por venir han de contemplar la imagen de las generaciones que fueron; la novela tiene que ser la fotografía que estereotipe los vicios y las virtudes de un pueblo, con la consiguiente moraleja correctiva para aquéllos y el homenaje de admiración para éstas.
[…] ¿Quién sabe si después de doblar la última página de este libro se conocerá la importancia de observar atentamente el personal de las autoridades, así eclesiásticas como civiles, que vayan a regir los destinos de los que viven en las apartadas poblaciones del interior del Perú? ¿Quién sabe si se reconocerá la necesidad del matrimonio de los curas como una exigencia social? Para manifestar esta esperanza me inspiro en la exactitud con que he tomado los cuadros del natural, presentando al lector la copia para que él juzgue y falle. Amo con amor de ternura a la raza indígena, por lo mismo que he observado de cerca sus costumbres, encantadoras por su sencillez, y la abyección a que someten esa raza aquellos mandones de villorrio que si varían de nombre no degeneran siquiera del epíteto de tiranos. No otra cosa son, en lo general, los curas, gobernadores, caciques y alcaldes.
[…] Repito que al someter mi obra al fallo del lector, hágolo con la esperanza de que ese fallo sea la idea de mejorar la condición de los pueblos chicos del Perú;…la autora de estas páginas habrá conseguido su propósito, recordando que en el país existen hermanos que sufren, explotados en la noche de la ignorancia, martirizados en esas tinieblas que piden luz; señalando puntos de no escasa importancia para los progresos nacionales; y haciendo, a la vez, lectura peruana.”

Evolucionó, como no podía ser menos, volcándose en un mayor grado hacia el pensamiento de la liberación de la mujer y cuando vivía en Buenos Aires, trabajó como maestra en dos escuelas de mujeres y fundó El Búcaro Americano, una revista general con interés especial en temas sociales y literarios, particularmente interesada en publicar la obra de mujeres escritoras. Desde estas páginas luchaba por darles a las mujeres los derechos de ciudadanía. En el primer número enunciaba los objetivos propuestos: “…recogerá toda la flora literaria exuberante hoy en América para ofrecerla a sus lectoras. Pero no es la literatura el único objetivo; hay algo más trascendente en el fondo de nuestros ideales: la educación de la mujer en el rol que le depara el movimiento del progreso universal para que pueda cumplir satisfactoriamente los deberes que esa misma corriente evolutiva le
señala…Asimismo, dos de las temáticas fundamentales del periódico serán el acceso de la mujer a la educación secundaria y universitaria y el derecho al trabajo en igualdad de oportunidades”.
[…] Advierte a los hombres que no se posicionan a favor de las mujeres: “…Si queréis reinar sobre cuerpos de esclavos y sobre conciencias embrutecidas… degradad a la mujer, pervertid su sentido moral y pronto habréis hecho del hombre un ser envilecido, sin fuerzas para luchar contra los más sombríos despotismos, ¡porque la mujer es el lama de la humanidad!” ya que cuando “…la mujer toma posesión de sus derechos…Es la sociedad que se perfecciona…Es la humanidad que se completa”.

Cuando Clorinda se afincó en Buenos Aires, además de los medios de comunicación en los que trabajó, dio numerosos discursos públicos, cabe resaltar el titulado Las obreras del pensamiento en la América del Sur; recogió algunos en 1909 en la compilación titulada Cuatro conferencias. Tres son las que dio en España sobre Argentina y Perú. Ella exalta las posibilidades de las mujeres en la educación argentina y siente que Argentina es la «gran Nación de Sur América».
Cuando fue a dar la primera conferencia, en España, tuvieron que presionar al Excelentísimo señor Ministro Plenipotenciario del Perú para presentar a Matto en la Unión Iberoamericana del Nuevo Continente de Madrid, este individuo en su intervención habla de todo menos de esta formidable mujer a la que técnicamente está presentando, distanciándose de cualquier ataque que pudiera hacer a la jerarquía oficial peruana. Pero ella era muy discreta, Clorinda habló extensamente sobre el socialismo y las habilidades agrícolas de los Incas y cómo Perú nunca ha sido tan próspero desde entonces. El cuarto discurso completo se titula «La obrera y la mujer», y fue pronunciado en el Consejo Nacional de Mujeres a fines de 1904.

Clorinda se dirige a las mujeres trabajadoras y enfatiza la importancia del trabajo y ensalza «la fortaleza que da la virtud del trabajo libre, porque sólo es libre quien a sí mismo se basta». Las mujeres trabajadoras no solo son libres y están empoderadas por su sentido de autodeterminación, sino que son cruciales para el bienestar de la nación.
El último libro de Clorinda Matto fue el extenso Viaje de recreo que se estaba imprimiendo en Valencia cuando ella murió en 1909; hasta años más tarde no se permitió su entierro en Perú. Es un relato de su viaje a Europa en 1908, cuando visitó España, Francia, Inglaterra, Italia y Alemania. Como tantos de los escritos de viajes latinoamericanos del siglo XIX, es un relato episódico de autodescubrimiento y autodefinición tanto como un escrutinio detallado de los monumentos del patrimonio cultural europeo. Es en muchos sentidos el libro más personal de Matto, sin duda el menos polémico, aunque cada página tiene sus toques de atención donde recalca el «porvenir glorioso de la causa femenina» tras conversaciones con escritoras en Madrid. Prosigue sobre la importancia de la alfabetización en las nuevas repúblicas americanas después de haber visitado The Times de Londres, al
que admiraba por su «poder moral».
Estos relatos de Viaje son el núcleo de su propósito al visitar Europa y, sin duda, la base de su deseo de escribir sobre su experiencia. Sus pasiones son el feminismo, el periodismo y la educación, a menudo en combinación, ya que busca a «las mujeres que están al frente del movimiento feminista redentor», que son las mismas mujeres que a menudo dirigen escuelas, organizan asociaciones de docentes y escriben editoriales en apoyo de sus causas. Matto siempre está pendiente de cómo lo que ve puede o no trasladarse a Argentina y Perú.
Francia no le gusta, París le parece frívolo. Ella analiza esta reacción con cierto detalle. Ella está en París el 14 de julio cuando toda la ciudad “está invadida por la alegría de patriotas que cantan a la Libertad, Igualdad y Fraternidad, sin que se tomen el trabajo de meditar que libertad no existe en la vida, donde estamos atados a la columna del trabajo cotidiano; que la igualdad es utópica, donde habrá siempre negros y rubios, blancos y morenos, ricos y pobres, virtuosos y culpables, y en cuanto a fraternidad, ella es ilusoria cuando prima el mercantilismo y el oro es rey, amigo y vasallo”. Matto siente curiosidad por las mujeres trabajadoras donde quiera que vaya: por las mujeres que trabajan en fábricas o grandes almacenes, por las mujeres campesinas y la calidad de sus vidas, por las mujeres científicas; pasa algún tiempo con diez mujeres que trabajaban en el Instituto Pasteur de París. Y, siempre, sobre las educadoras y las dificultades que enfrentan y superan.

Está encantada con las mujeres de clase baja y media en Inglaterra: donde una mayor proporción de personas reconoce «como templo de felicidad el Trabajo». De hecho, en Gran Bretaña “Las grandes casas de comercio y muchas oficinas públicas prefieren a las mujeres como empleadas, porque son minuciosas y más cumplidoras que el varón. Aquí es donde verdaderamente existe la escuela de la empleada con garantías recíprocas y resultados positivos. La enseñanza y la educación práctica comercial se hallan difundidas a proporción de la densidad poblacional, y la mujer gana terreno en el campo del Bástate a ti mismo que en América del Sur comienza a interesarnos”. Más adelante, escribe: “La mujer inglesa de la clase media merece mi respeto. Ella reina y gobierna, no por la coquetería, la pintura, la ficción y la lascivia, sino por el imperio de la rectitud y la moral. Goza de una amplia y verdadera libertad y no abusa de ella; tiene fe religiosa sincera, y ésta la guía y la alienta…La mujer inglesa tampoco se ha singularizado por la bullanguería. Las mujeres sufragistas que reclaman la igualdad del voto, fundadas en la igualdad de contribución que pagan, van con la seriedad propia del derecho que ejercitan y la justicia de la causa que patrocinan, y las que han franqueado los umbrales universitarios van llevadas por una casi vocación, disputando el diploma al varón en noble lid. Como madre es adorable y abnegada como institutriz. La gran causa del feminismo asume proporciones colosales en el terreno fundamental del derecho, y hoy no son las frívolas, ni las desocupadas, ni las desengañadas, como dicen los adversarios, las que piden leyes al Parlamento: ¡son las madres!”.

Por «madres», Matto generalmente se refiere a mujeres que anteponen las preocupaciones de la comunidad a sus propios caprichos. Ella también es muy mojigata; le sorprende ver parejas besándose en público en Francia y desconfía de todos los motivos de las mujeres francesas: “El carácter de la mujer francesa no puede desvincularla del deseo de notoriedad, y así como se prestan cientos de mujeres a servir de maniquís ambulantes exhibiendo la obra de los modistos o las novedades de las grandes casas, otras van a extravagancias no tanto por el aliciente del lucro, sino por la fama”.
En los cinco libros de recopilación de los artículos escritos por Matto durante su vida, reflejan su continua pasión por los derechos y la educación de las mujeres, y su autoconciencia como portavoz de estas y otras causas a menudo impopulares. Es considerada como la primera escritora “indigenista” pues antes no se escribía sobre y por las personas indígenas.
Aunque es mejor conocida por su novela de 1889, Aves sin nido, Clorinda Matto de Turner se consideró a sí misma y a lo largo de su vida, como periodista y ensayista. No obstante, las tres novelas que publicó son interesantes exposiciones de la sociedad peruana desde un punto de vista feminista, no es difícil ver por qué fue la “Salman Rushdie” de su día, excomulgada por el Arzobispo de Lima.