Un día hermoso para una noche aún más hermosa

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La Cabalgata de Reyes transcurrió, en sus primeros momentos, en un día soleado y bellísimo, en el que, sin llegar a hacer demasiado frío, se notó la bajada de temperatura respecto a días anteriores. Todo el recorrido discurrió con gran cantidad de público. Unas horas antes, los Reyes Magos estuvieron en Covibar recibiendo cartas de niñas y niños. Rivas Actual ofrece una galería de casi 200 fotos de ambos eventos.

Dicen que la noche de Reyes es la más hermosa del año, y seguramente no les falta razón a quienes así lo pregonan. Si es así, la Cabalgata de Reyes de ayer, jueves, contó además con el acompañamiento de un día también hermoso, con un sol radiante que contribuyó a moderar la notable baja de temperatura que se registraba respecto a días anteriores.

Galería de fotos

En la explanada ante el auditorio Miguel Ríos las padres, madres e hijos e hijas de los diferentes centros educativos cuyas AMPAs organizaban las carrozas de la cabalgata, daban los retoques finales antes de que, a las cinco de la tarde y con bastante puntualidad, partiera el desfile.

Pronto se hizo de noche y la temperatura bajó notablemente, pero el recorrido de la cabalgata continuó estando absolutamente lleno de gente que disfrutó tanto con el espectáculo de la compañía francesa Girafes, al que denominaron ‘Les nymphéas’ y que precedía a las carrozas, como del jolgorio y alegría de éstas. Un jolgorio, por cierto, que fue moderado en el primer tramo del recorrido, al eliminarse durante el mismo la música y la mayor parte del ruido, pensando en niñas y niños con trastornos del espectro autista, muy sensibles a ello.

La Plaza de la Constitución, punto final de la cabalgata, también se encontraba repleta de gente. Ante ella, los tres Reyes Magos saludaron a todas y todos desde el balcón del centro cultural Federico García Lorca.

Entrega de cartas en Covibar

También ayer, pero antes de comenzar la cabalgata, los Reyes habían estado en la Sala Covibar, donde la cooperativa del mismo nombre les había cedido un espacioso recinto en el que poder recibir los cientos de cartas de niños y niñas que se acercaron hasta allí para entregar sus peticiones.

Al parecer, todas y cada una de esas niñas y niños habían sido muy, muy buenos durante todo el año, por lo que seguramente los Reyes no tuvieron que anotar el nombre de ninguno de ellos para entregarles un carbón que, al precio que están los combustibles, seguramente les hubiese salido prohibitivo de precio.