La Sanidad Pública madrileña está calificada como la peor de entre todas las comunidades autónomas españolas. Sanidad pública. España sigue por debajo de la media de la UE en gasto sanitario. Y Madrid es la comunidad que menos invierte en sanidad por habitante, con 1.446 euros. Las comunidades autónomas destinan de media 1.808 euros per cápita, mientras la media de la UE está en 2.244.

El gasto en sanidad pública en la Comunidad de Madrid del 2022 fue el 33,71% de su Presupuesto a total para sanidad, con lo que el gasto madrileño en sanidad fue de 8.764.633 miles de €. El otro casi 67% del presupuesto dedicado a sanidad por parte de la Comunidad de Madrid, se ha empleado para pagar los conciertos con entidades privadas, así como los derivados de los hospitales modelo PFI y PPP.

El desmantelamiento de nuestra sanidad pública es un objetivo consciente y programado del gobierno de la Comunidad de Madrid desde que el PP accedió al poder autonómico en 1995. La veda se abre con la aprobación de la Ley 15/1997 sobre habilitación de nuevas formas de gestión del Sistema Nacional de Salud (de la mano del primer gobierno de José María Aznar) con la que se permite la gestión de los centros sanitarios a través de consorcios o fundaciones, y la gestión de servicios a través de entidades privadas. Ley General de Sanidad de 1986 (aprobada en el primer gobierno de Felipe González), que, en sus artículos 66 y 67, permite la vinculación de hospitales privados al Sistema Nacional de Salud, y en el artículo 90, la entrada de las empresas privadas.

Con la Ley 15/97 en la mano, la Comunidad de Madrid abrió la puerta a operadores privados en la gestión de la sanidad pública, que se agudizó con la llegada de Esperanza Aguirre y la construcción de hospitales bajo el modelo PFI, en el que se concede la construcción del hospital a grupos privados que se quedan con la gestión de lo “no sanitario”, y el modelo PPP, en el que las empresas privadas construyen el hospital y se hacen cargo de su gestión completa por períodos de 30 años. Ambos modelos suponen un coste entre 6 y 7 veces superior al de la construcción y gestión directamente pública. Fernández-Lasquetty en la Consejería de Sanidad, intentó la privatización total de los siete hospitales modelo PFI. Esto desencadenó las movilizaciones de la Marea Blanca a partir de 2012. Una sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Madrid suspende el proceso de privatización, Lasquetty se ve obligado a dimitir en 2014.

A pesar de eso, según la Auditoría Ciudadana de la Deuda en la Sanidad (Audita Sanidad) de 2018, las transferencias de fondos públicos a las empresas privadas de sanidad, en forma de canon por los hospitales modelo PFI ascendieron a 159.284.653 €, y el pago a los hospitales PPP ascendió a 302.635.836 €, servicios de ambulancias 49.228.808 €, listas de espera, diálisis y rehabilitación-fisioterapia 145.339.804 €, centralización de servicios (limpieza, lavandería, seguridad…) 113.441.787 €… Tres de cada cuatro euros del presupuesto de la Consejería de Sanidad se lo come el sector privado.

La llegada de Isabel Díaz Ayuso supone el relanzamiento del proceso privatizador, recuperando a Fernández-Lasquetty, en este caso como consejero de Economía, Hacienda y Empleo. De manera que se incrementa la transferencia de recursos al sector privado mientras no se dota de recursos humanos a la Atención Primaria y la salud pública. En los centros de salud no hay personal suficiente en ninguna de las categorías (ya sea medicina, enfermería, pediatría, administrativas, TCAES…) incrementando la dilación de las citas hasta 15 días; que muchos de los servicios de urgencias de Atención Primaria hayan quedado reducidos a atención de enfermería, que llames a una ambulancia y ésta venga sin médico; que en los hospitales no haya sábanas, toallas o pijamas para cambiarte…, o que una prueba cardíaca, una colonoscopia, etc., tarde hasta dieciocho meses. (El Salto)

El pasado día 13 de noviembre de 2022, los madrileños protagonizaron una multitudinaria manifestación que terminó en la plaza de Cibeles, en la que participaron unas 670.000 personas, para protestar contra el deterioro de la Sanidad Pública y por la derogación de las leyes que permiten su privatización. Así mismo, sindicatos y colectivos profesionales se han puesto en huelga que mantienen desde hace varios meses, reclamando mejores condiciones.

También el 12 de febrero último, un millón de personas (según los convocantes) se manifestaron en Madrid, en defensa de la Sanidad Pública.

Desde el día 17 de abril, hasta el día 23, la Coordinadora de Barrios y Pueblos de la Comunidad de Madrid en Defensa de la Sanidad Pública, organizaron una recogida de firmas, en la que participaron cerca de 10.000 voluntarios en 1.742 mesas. Fueron 300.000 madrileños los que votaron en las urnas, ratificando el voto con sus datos personales y su firma.

Las encuestas sobre intención de voto en la Comunidad de Madrid (que casi nunca son fiables), dicen que el Partido popular podría rondar la mayoría absoluta, en las próximas elecciones autonómicas.

Esos miles y miles de personas que acuden a las manifestaciones para expresar su disconformidad, los que firman y votan en defensa de la Sanidad Pública, los que sufren cada día los retrasos para ser atendidos por sus médicos, las esperas de meses y meses para que les hagan una prueba, una intervención quirúrgica, etc. Todos esos, todos nosotros, debemos pensarnos muy bien nuestro voto. No podemos votar por aquellos que nos desmantelan la Sanidad Pública, la Educación Pública…, los que quieren quitarnos los servicios y derechos que configuran el estado del bienenstar. Si hoy no necesitamos acudir a los servicios médicos, seguro que en algún momento tendremos que hacerlo, también nuestros padres, nuestros hijos…, y seguramente no podremos pagar los costes de una operación en la sanidad privada. Tampoco las tarifas de la enseñanza privada, de las intervenciones dentales, de un parto o un tratamiento neurológico.

No podemos votar por los que nos quieren robar todo, nos quieren privatizar los servicios públicos y solo para beneficio de ellos y de sus amigos.

Somos nosotros, esos millones de madrileños que no queremos que nos roben la Sanidad Pública, quienes podemos evitarlo NO VOTES POR QUIEN NO NOS QUIERE.