Parece que con la huida de Ferrovial, que se ha estado llevando contratos de mantenimiento del Zendal sin concurso público, y que junto con Uber tienen su sede en los
Países Bajos con eso de que es un paraíso fiscal, las dos empresas favoritas de la
presidenta (según sus actos), ya coinciden en algo más que en las adjudicaciones a dedo.
Actualmente Uber está siendo investigada por la Fiscalía de la Audiencia Nacional por una
denuncia que presentamos desde Taxi Project por fraude fiscal y estafa documental
mediante un informe que demuestra que la multinacional evade impuestos, presentando
como prueba principal un contrato adjudicado por Ayuso a Uber por una cantidad
desorbitada y aprovechando el estado de alarma.

Esto no es más que otro capítulo del gobierno de la Comunidad de Madrid que no sólo
funciona como una agencia para el desmantelamiento de los servicios públicos y su reparto, sino que actúa como el enemigo de la gente. Los enemigos de quienes han perdido sus casas por una chapuza electoral, de los que sufren listas de espera de años, de los
familiares de los miles de fallecidos en las residencias, de los que tienen a sus hijas e hijos
estudiando en barracones o de los afectados por la venta de vivienda pública a fondos
buitres, entre otros. Y por supuesto, los enemigos de los taxistas. La política de Ayuso se reduce a sanidad, educación, transporte o vivienda para el que se lo pueda permitir. Cómo están intentando hacer en Rivas.

Y es que lo mismo quita las competencias a nuestro Ayuntamiento para favorecer a un par
de empresas que reniegan de ellas para negarse a construir una residencia para mayores
que es urgente.

Por eso dije que iba a dar un paso adelante y por eso soy parte del equipo de Podemos en
Rivas para las próximas municipales. Por responsabilidad y por coherencia.

Responsabilidad con mis vecinas y vecinos, con las plataformas por la sanidad o la
educación que llevan años luchando por unos servicios públicos de calidad y para todas y
todos.

Responsabilidad con Rivamadrid, empresa ejemplar y premiada que está siendo atacada
sistemáticamente por un PP con una candidata capaz de fotografiar papeleras mientras no
encuentra una incineradora o que se dedica a montar performances para ocultar tanto su
nula gestión en cuanto a la falta de centros sanitarios, aulas en barracones o un metro
ruinoso que hace que personas que trabajan en Rivas abandonen sus empleos, como en
que no parezca que el PP pretende gobernar Rivas desde el despacho de alguna
constructora o de algún fondo buitre.

Y señalan al que tiene un seguro o dispone de educación privada por manifestarse para que
todas y todos podamos disponer de servicios públicos. Pues eso se llama responsabilidad
también. Lo de desmantelarla como hacen ellos, traición.

La responsabilidad de evitar que Ayuso nos robe nuestra autonomía es también la de
acabar con la crispación constante generada en Rivas por la derecha.

Gobernar es otra cosa.