Varios centenares de personas acudieron el domingo 29 de mayo al Parque Lineal para darse una vuelta y rebuscar entre la agradable barahúnda de objetos expuestos en el Rastrillo Solidario que organiza cada año Covibar. No es sitio al que se puede ir con la mentalidad con que vamos a un centro comercial, sino con los ojos abiertos para dejarnos sorprender por ese juego totalmente descatalogado, el libro que uno quería leer y no encuentra, un vestido para niña a un euro o un reluciente samovar, miles de artículos diversos en las decenas de puestos habilitados. Se trata de dar una nueva vida a objetos que parecían destinados a acabar en el vertedero, pero que aún pueden dar de sí. Y a precios que se agradecen (Fotos: Enrique Ayala) (Ver galería de fotos).