Crearon polémica la separación de actividades entre el Casco y el recinto multifuncional Miguel Ríos, así como el poco tiempo que las casetas de partidos y asociaciones instaladas en este último espacio tuvieron para desarrollar su labor. El ‘vaso ecológico’, como era previsible, supuso un engorro y un gasto adicional para el público, que en muchas ocasiones lo ‘perdía’ nada más depositarlo, aunque fuese por un momento, en una mesa o en el suelo. Eso sí, se evitó mucho consumo de material plástico…